- SUPERHOMBRE: HOMBRE NUEVO QUE APARECE TRAS LA “MUERTE DE DIOS”. NIETZSCHE LO CONCIBE COMO EL INDIVIDUO FIEL A LOS VALORES DE LA VIDA, AL “SENTIDO DE LA TIERRA”.
El superhombre no se puede identificar con una
clase social con privilegios que le puedan venir por la tradición o que descansen
en su poder social (con la aristocracia, por ejemplo), ni con un grupo definido
biológicamente (con una raza) pues los genes no son una garantía de excelencia.
Pero lo podemos reconocer a partir de su conducta moral:
1. Rechaza la moral de
esclavos: la humildad,
la mansedumbre, la prudencia que esconde cobardía, la castidad, la obediencia
como sometimiento a una regla exterior, la paciencia consecuencia del
sometimiento a un destino o a un mandato, el servilismo, la mezquindad, el
rencor.
2. Rechaza la conducta gregaria: detesta la moral del rebaño, la conducta de los que siguen a la mayoría,
de los que siguen normas morales ya establecidas; como consecuencia de su
capacidad y determinación para crear valores, no los toma prestados de los que
la sociedad le ofrece, por lo que su conducta será distinta a la de los demás.
3. Crea valores: los valores morales no existen en mundo trascendente, son invenciones de
los seres humanos; pero no todos los hombres los crean, muchos –la mayoría– se
encuentran con los valores ya creados por otros, siguen las modas, los estilos
vitales vigentes; el primer rasgo del superhombre es precisamente éste: inventa las normas morales a las que él mismo se somete.
4. Vive en la finitud: no cree en ninguna realidad trascendente, ni en Dios ni en un destino
privilegiado para los seres humanos, una raza, una nación, o un grupo; no cree
que la vida tenga un sentido, como no sea el que él mismo le ha dado.
5. Le gusta el riesgo, las nuevas
experiencias, los caminos no frecuentados, el
enfrentamiento, las pruebas difíciles; no está preocupado ni por el placer ni
por el dolor, ni propio ni ajeno, pues pone por encima de ellos el desarrollo
de su voluntad y de su espíritu.
6. Es contrario al igualitarismo: ama la exuberancia de la vida, le gusta desarrollar en él mismo y
en los demás aquello que les es más propio; no tiene
miedo a la diferencia.
7. Ama
la intensidad de la vida: la alegría,
el entusiasmo, la salud, el amor sexual, la belleza corporal y espiritual;
puede ser magnánimo, generoso, como una muestra de la riqueza de su voluntad.
8. En
conclusión: el superhombre es la afirmación enérgica de la vida y el creador y
dueño de sí mismo y de su vida, es un espíritu libre.
ETERNO RETORNO:
Ésta es una de las tesis más extrañas de Nietzsche,
particularmente porque parece contraria al modo dominante de interpretar la
sucesión de acontecimientos: a una cosa le sigue otra, y a ésta la siguiente, y
las que quedan en el pasado son irrecuperables, ya no podrán darse más;
las personas que creen en la inmortalidad del alma afirman, en todo caso, que
los seres queridos podrán “retornar”, que volveremos a tener una experiencia de
ellos, que podremos recuperarlos. Pero nadie ha defendido que otros objetos
–por ejemplo el ámbito de los objetos “insignificantes” que rodea nuestra
existencia, como la piedra con la que tropiezo, o la hoja que cae sobre la
acera, o el vaso que se acaba de romper, ...– puedan recuperar su existencia.
Las historias de la filosofía suelen indicar que esta concepción, tan
profundamente incrustada en nuestra mente, del carácter irreversible del tiempo
y de todas las cosas que caen en su interior, se debe a la influencia del
pensamiento cristiano. Según esta interpretación, el cristianismo introduce una
visión lineal de la historia y del tiempo, una visión que establece un sentido
en la historia, sentido que se expresa además en la idea del progreso: la
historia comienza con la creación, tiene momentos cruciales como la encarnación
de Dios en la figura de Cristo y la presencia de la Iglesia, y culminaría con
la segunda llegada de Cristo, al final de los tiempos. Independientemente de si
esta consideración es correcta, y de si antes de la visión cristiana las
personas tenían una visión cíclica del tiempo, las tesis de Nietzsche relativas
al tiempo son tan radicales y extrañas que difícilmente las podemos encontrar
en alguna cultura de la que se tengan datos históricos. Según la tesis del
eterno retorno todo va a repetirse un número infinito de veces. Fijémonos en el alcance de esta afirmación:
· las personas que conocemos volverán a estar
presentes;
· pero también el resto de los seres (animales,
plantas, objetos inertes);
· volverán las mismas cosas con las mismas
propiedades, en las mismas circunstancias y comportándose de la misma forma.
Fuente:
Echegoyen, J. (1997) Historia de la Filosofía. Volumen 3: Filosofía
Contemporánea. Editorial
Edinumen.
En conclusión la idea de Nietzsche sobre el superhombre es su ideal de alguien que ha alcanzado plenitud espiritual y cuya preocupación encontrar no la realidad, si no su propia realidad. Por otro lado el eterno retorno nos habla de un idea un tanto confusa y extraña sobre el futuro que espera a la humanidad, que se explica como una repetición constante de los sucesos de la vida de forma indefinida o, como dice el nombre, eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario